jueves, 9 de abril de 2015

Overthinking (in Spanish)

A veces, conviene plantearse las cosas desde otra perspectiva, sin embargo, salirnos tanto de nuestro propio personaje en algunas historias, intentar ver el preciado monumento desde todos los ángulos, puede hacernos revolotear demasiado ante el problema, y así parecer pajarillos canturreando alrededor de las circunstancias sin nada que hacer. Y no. No es así, porque mientras no hacemos nada, estamos haciendo, y en concreto estamos haciendo mal.


No quiero que con estas líneas se intuya que lo mejor es actuar cuanto antes y de la forma que sea, porque tampoco lo creo así. Si creo que es necesario valorar el momento en que el que se ha roto el equilibrio por cavilar.  A veces, en todas esas vueltas que les damos a las cosas ya se nos han centrifugado demasiado las ideas, y es hora de empezar a tender las cosas que hemos sacado en claro.

“Piensa nueve veces y a la décima, habla” me decía mi maestra de cuando era niño. Es una costumbre difícil de adquirir, y es más fácil caer en el vicio, de hablar sin pensar, de hacer por hacer, y luego ya, si es caso, nos arrepentimos todos y pedimos perdón con el rabo entre las piernas. No olvidemos, no obstante, que en el reino de los obstinados existe el vicio contrario, el de cavilar y revisar todos los puntos uno por uno, de dos en dos, y en todas sus combinaciones posibles, bailando el macabro vals de los pensamientos, en el que la música nunca muere, las sonrisas están puestas con grapadora, y los pies no se agotan de danzar y dar vueltas mientras se sirve un infinito cóctel de dudas, errores, prejuicios y contradicciones.

 Y lo peor, que en este salón de ‘almas perdidas’, una profunda escalera descendente, oscura y profunda, engulle a los bailarines en el fango de la esperanza a la inversa, de la que no hay escapatoria (excepto con esperanza). Quizás la solución sea recorrer el camino al revés, ir hacia atrás y subir la escalera de espalda, suspendidos en la seguridad de las pequeñas cosas, en la evidencia de lo diminuto. Ayudarse de las pequeñas grandes cosas, las que nos hacen sentirnos sonrientes a las mañanas, o seguros en las decisiones importantes, y en las que se apoyan todos nuestros preciados modelos y esquemas sobre una buena vida. 
No lo sé, al fin y al cabo si lo supiera supongo que estaría estudiando la solución, y probablemente no la contaría. Porque al fin y al cabo así de egoísta es el ser humano.


“And I remember when I met him.

It was so clear that he was the only one for me.”