lunes, 30 de julio de 2012

Dreaming is difficult

Corría como alma que lleva el viento por las destartaladas calles de sus sueños. Huía presa del pánico de todo aquello que su interior le había ocultado, o no. Quizás fue él el que cegado por la afamada duda dejo que sus dedos perfumados con mentira le vendasen los ojos con las cintas de la hipocresía.
El ocaso daba paso a las sombras que lo destruyen todo a su paso, consumiendo todo rastro de alegría, paz o amor. Dejando todo mustio, seco, árido, tan solo los afilados y negros escombros de lo que antes era el gran castillo de la esperanza. Su mejor sueño se había convertido en su peor pesadilla. Emprendió la gran aventura con ilusión y alegría soñando constantemente bajo la atenta mirada de los dioses, que riéndose de su pobre ignorancia al conocer el fatum, lo sumieron en la burbuja de cristal de bohemia que rodea a los soñadores.
La brisa de la muerte bañaba aquel desolado paraje por el que tempestuoso como el viento de tormenta huía nuestro personaje, escapando de las llamas de los malignos, que guardan la avaricia, el egoísmo y las ansias de si mismo que siempre habían sido atribuidas a su ser.
Correr podría ser una opción si estuviese escapando de aquel inhóspito mundo infernal, lleno de animas en pena, pero no servía de nada, porque de quien trataba de escapar era de si mismo. Todo su universo de terror no era mas que una fantasmagórica representación de su interior. Dividir su corazón había resultado ser el mayor error de su vida y los intentos por reunificarlo había sido en vano. Los gritos, llantos, llamaradas de sentimientos que surgieron aquella fatídica noche de verano habían sido algo más que un sueño. 
La nostalgia sufrida los meses anteriores fue remediada por aquella explosión nocturna, como fuegos artificiales, fugaz,  ya que luego se desvaneció de nuevo sin dejar rastro... Otra vez la había perdido. No estaba preparado. Su capacidad para formar ilusiones en un momento era lo que más odiaba. Y ya que no podía vivir con los pies en el suelo, decidió vivir dando volteretas. 
Abrió los ojos y se dispuso a abandonar los sueños para siempre. Un noctambulo en toda regla. Con dudas infinitas. Bailando al son de la música del averno y la mentira, pues pensó que esa sería la solución a  sus problemas. No sabía que estaba cometiendo el mayor error que podía hacer. Dejar de soñar no era la opción, no luchar por los sueños jamás ha sido una opción, sino que es una derrota. Pues la imaginación permite volar distancias increíbles y nos transporta junto a quien queramos. porque como él a veces soñaba, nadie había soñado con ella.
Luz y oscuridad se funden en batalla, y la disputa por su corazón, recién abierta y aun con el aroma de la inocencia, parecía ser eterna.

viernes, 13 de julio de 2012

Capitulo 2: Sueños

(Retroceso temporal)


La sabana blanca colgada de aquella cuerda atada a ninguna parte volvía a arder en los sueños de la anciana. El fuego la impregnaba como si esta fuese inflamable, pero la sabana no se consumía en absoluto, sino que seguía con cada matiz de pureza allí colgada. Parecía magia, pero aquella situación solo podría haber sido provocada por la magia oscura, de modo que, incitada por su sabia experiencia, la anciana se apresuro a escapar de aquel lugar. Corría por la calle, presta a pesar de su edad, huía de un inminente peligro que acechaba en algún rincón de su universo, que en aquel momento ella creía real. De pronto todo comenzó a  arder y las calles se convirtieron en un horno capaz de asar viva a la pobre mujer, que viró bruscamente de dirección para salir de aquel infierno, pero al doblar una esquina para alcanzar la calle que conducía a la calle de salida de la aldea, resbaló y callo al suelo. Notaba el liquido caliente que brotaba de su rodilla, y las inmensas punzadas de dolor que sentía en el codo indicaban que probablemente este se hubiese roto a causa de la caída. En aquel momento, la anciana, apunto de desfallecer, se percató que el calor desaparecía. Es mas, la temperatura descendía precipitadamente hasta alcanzar los gélidos valores del invierno de Siberia. La oscuridad lo invadió todo y las afiladas y congeladas garras de la muerte apresaron ala anciana llevándosela con ella hasta el mundo de los no muertos. Silencio.
Una vez más, el sueño despertó a la anciana entre fríos sudores y alaridos sordos debido a su antigua garganta. A pesar de ello, su  hija acudió rápidamente a la habitación ataviada con su vieja bata azul descosida por el paso de los años para comprobar que era aquello que desvelaba a su madre. Entro en la habitación y encontró a su madre acurrucada en una esquina de la cama. Entro y con precaución se acercó a ella y trató de consolarla entre sollozos. 
- ¿Otra vez ese sueño, madre?
- Cada vez se hace más fuerte, ocurrirá pronto hija...
- Descanse madre. Mañana debemos hacer muchas tareas.
- Ten cuidado
- Descuide, seré precavida. Se alejó en dirección a la puerta cuando su madre la volvió a llamar.
- Mary, cierra tu ventana, los malos espíritus que rondan por mis sueños podrían entrar en esta casa y maldecirnos...
- Lo haré en seguida madre, usted descanse. Y se alejo con pasos sordos para no molestar a los demás habitantes de la casa. Se acostó de nuevo en la cama que había en su pequeña alcoba y de nuevo se sumió en el mundo de los sueños olvidándose por completo de la advertencia de su madre. Una vez mas creyó que la voz de los ancianos es inútil.
Aquella mañana de diciembre el sol hizo su aparición por el lugar esperado en el momento esperado. Un día más comenzaba en la aldea. Los panaderos abrían las ventanas dejando escapar el tierno olor a pan recién hecho que atraería a los primeros clientes de la mañana. Los pescadores, que habían salido cuando aun era de noche a la mar, regresaban con un grandioso botín de marisco. Había sido un buen día de faena en aquellas aguas a veces tranquilas y otras veces tempestuosas como la ira de los antiguos titanes. Los pastores aprestaban a sus rebaños por el sendero que conducía hacia los pastos de las montañas y los carros de los comerciantes comenzaban a partir en dirección a la ciudad. Era dia de mercado, el dia en el que los pequeños artesanos, ganaderos y agricultores de las aldeas que rodeaban la ciudad en la que se encontraba la mansión del Duque, marchaban hasta ella para vender sus productos a las gentes que habitan aquel lugar. La comarca era pequeña, y se organizaba entorno a la ciudad, en la que se encontraba la mansión del Duque.
La familia de Mary tenia una pequeña tienda de arreglos de costura, en la que ademas vendían los vestidos que ellas mismas confeccionaban y telas, algunas caseras y otras compradas a otros comerciantes. gracias a los pocos ingresos que les producía el negocio podían mantener a la familia, y conseguir algo que llevarse a la boca antes de irse a dormir. Robert, el cabeza de familia, era un astuto cazador desprestigiado en casi toda la comarca por la envidia del resto de cazadores. Su pericia con las armas lo habían convertido desde los dieciocho años en el mejor cazador de la zona, pero su talento fue desechado por la sociedad y tuvo que resignarse a cazar si que lo viesen, escondiéndose, para proporcionar algo de alimento de alimento a su familia y no sentirse tan solo como en sus noches de taberna. Debido a su marginación, Robert cayó en unos graves problemas de alcoholismo que casi terminan con su vida en unas cuantas ocasiones, pero tras conocer a Mary, sus problemas de adicción a la bebida disminuyeron notablemente, aunque en su rostro y su apariencia siempre quedará el rastro de aquel joven borracho. Sus marcadas ojeras contrastaban con sus ojos verdes como esmeraldas. Había dejado crecer su pelo y una frondosa barba color negro azabache, bajo los que se vislumbraban los restos de una época de esplendor en que aquel cuerpo había sido de un apuesto joven con un gran corazón.
Mary, cuya figura ya estaba algo desgastada por los años, también conservaba el reflejo de una belleza pasada que al parecer había sido insuperable. Sus rubios cabellos con alguna u otra cana estaban ahora recogidos en un mustio moño, pero antaño habían estado sueltos al viento brillando incluso mas que el mismísimo sol, que se reflejaba en sus ojos azules como el cielo, que parecía despejarse a su paso. Sus afiladas facciones reflejaban la seriedad en su rostro, debido a  una vida dificil, pero tambien eran capaces de rebelar una ternura maternal que pocas madres consiguen transmitir a sus hijos. Provenía de una humilde familia de la aldea y para ayudar en su hogar, al ser la mayor de sus hermanos, se vio obligada a dejar la escuela a los 13 años y a trabajar en diversos lugares, uno de ellos la taberna, lugar en el que conoció a Robert cuando ella ya tenia 17 años. Era una mujer muy precavida y que confiaba muy poco en los demás. El único en quien confiaba plenamente era su marido.
Robert y Mary tenían dos hijos, Clarie y Ron de 16 y 12 años respectivamente. En cuanto a Clarie se podría decir que es el vivo reflejo de la juventud de su madre, solo que con los ojos de su padre, verdes relucientes junto con la rubia cabellera de su madre. Colaboraba ayudando a su madre con el comercio de costura en todo lo que podía y tras años de practica había conseguido una portentosa habilidad con la aguja, a pesar de poder compaginar los estudios con su vida de costurera. Ron era un joven algo bajito para su edad, con el oscuro pelo que provenía de su padre y los ojos de su madre. Le encantaba curiosear todo lo que podía y más y había heredado el corazón de su padre. A pesar de su pequeña edad le encantaba ayudar en todo lo podía y había heredado ademas el carácter soñador e imaginativo que los antepasados de la familia poseían y cuyos restos habían ido a parar a la anciana de la casa, la madre de Mary, Angela.
Aquel día, Mary y Clarie se dirijieron a la ciudad ayudados por Ron, que ese día no tenia escuela, para vender sus trajes y telas a los habitantes de aquel lugar. Tras la larga hora de viaje en su pequeño carro, llegaron al corazón de la ciudad y se encontraron con mucho más revuelo del habitual. Un agente de seguridad estaba dando unos avisos de especial importancia, y toda la plaza escuchaba con atención.

To Be Continued...

lunes, 2 de julio de 2012

Capitulo 1: Escucha, es importante.

La mirada funesta atravesaba la sala iluminada por las incandescentes llamas de la esperanza. Los rayos de sol que atravesaban la ventana en aquella mañana de Febrero daban un tierno toque dorado al mobiliario de madera de roble con el que estaba construida toda ella, paredes incluidas. Los ojos de la muchacha, cuya mirada era afilada reflejaron con un destello instantáneo la afilada mirada de sus esmeraldas. Había permanecido toda la noche con la ventana abierta, dejando entrar algunos copones de nieve de la ventisca que asolaba la ciudad por cuarto día consecutivo. Sentada en su cama, ataviada con las ropas de gala con las que había llegado de aquella fiesta macabra que había tenido lugar la pasada noche en la mansión del Duque. 
La famosa fiesta había sido anunciada por toda la comarca y había sido el tema de cotilleo, murmuraciones y rumoreo durante los dos meses anteriores. Al parecer, toda la aristocracia de la nacion había sido invitada al evento, y eran frecuentes los paseos del Duque en su carruaje por el pueblo para escoger a las campesinas mas hermosas mas bellas para que lo acompañasen en la velada, a pesar de no pertenecer a una clase social elevada. Todo aquello podía parecer muy bonito pero solo generaba desprecio, envidia y odio en los vecindarios de los pueblo. 
Las familias de las invitadas a la mansión estaban extasiadas y despilfarraban comprando ajuares y vestidos de gala. Pero al mismo tiempo, las mas ancianas de la familia, las matriarcas de la familia a las que ya nadie hacia caso y que permanecían en silencio tejiendo con los hilos mas desgastados en su esquina, despertaron de su letargo para tratar de alertar a los demás sobre la desgracia que había caído sobre la familia de las elegidas. este temor despertado por la salida del duque de su mansión se debe alas viejas leyendas, con trazos de verdad y pinceladas de misterio acrecentadas por los rumores de los antepasados, que hacían que la población campesina de la zona mantuviese una actitud temerosa hacia el mundo de la mansión. 
"Cuenta la leyenda que en tiempo antiguos, cuando en la cabeza de los poderosos solo había pelo y nada mas, y los pobre se conformaban con esperar la muerte con resignación. Debían agradecer al Duque que les cediese las tierras que cultivaban y el tener un mendrugo de pan mojado que llevarse a la boca. El día de nochebuena, un pelotón carruajes negros salio de la mansión y se dirigieron a las casas de los aristócratas mas importantes de la comarca, portando una invitación para la fiesta del 21 de Febrero, día en el que se cuenta que la familia del Duque se hizo con la fastuosa mansión que habita hasta la actualidad de esta historia el Duque. Días después, la ultima noche del año, otro cargamento de carruajes, esta vez blancos partieron desde la mansión hacia diferentes puntos de la comarca para mandar nuevas invitaciones a la fiesta, pero esta vez las agraciadas eran las jóvenes mas hermosas de cada aldea. tras los mucho elogios a las familias y los preparativos dispuestos para la ocasión, llego la fecha de la fiesta. En año de 1789, cuando la fiesta del Duque transcurría con total normalidad, los músicos dejaron de tocar y una risa macabra se apodero de todos los asistentes y estos, como poseídos por diferentes demonios empezaron a asestarse puñaladas y a matarse unos a otros, convirtiendo la fiesta en un autentico baño de sangre. El Duque, quien se libro de tales espíritus malignos, consiguió escapar por la ventana de uno de los múltiples salones hasta refugiare entre los bosques de su propiedad." Desde aquella noche, el Duque decidió permanecer encerrado sin ver a nadie a excepción de su mujer, que durante el fatal accidente estaba de viaje en Austria, y pudo reencontrarse con su esposo y formar una familia en aquel hogar visitado por los hijos de Satán. Cuando el Duque murió, su hijo le sucedió, y lo mismo ocurrió hasta llegar al actual Duque, Sir James Mightnot. La mansión no ha sido visitada desde entonces por nadie a excepción de familiares y amigos muy íntimos del Duque.
A veces no esta demás escuchar lo que nuestros ancianos tienen que decirnos.