lunes, 18 de febrero de 2013

Rayos de penumbra


"No se que te aflige  y es eso lo que me perturba." Es en el tiempo en el que las voces son de algodón de azúcar y todo se mantiene flotando con la armonía del vals de los grandes salones de baile de antaño, cuando en verdad somos invencibles. No hay nada que nos haga descender de la nube, llena de gas amor, y de las embriagadoras esencias de fantasía, que se cuela por todos los poros de la piel templada y tersa, iluminada por los rayos de un sol infinito.
Pero el calor de la euforia va derritiendo lentamente esa nube, mientras la lujuria se relame sus labios, impregnados de sabor de sangre dulce, que brota lentamente de sus labios. Las trazas de la escarpada tierra se entrecruzan con las escamas moradas y plateadas del dragón que dirige los sueños. El pequeño niño, que vivía feliz en sus cuentos nota que algo esta empezando a cambiar. Antes todo era mágico, ideal, perfecto, genial, espectacular, asombroso y cada vuelta de la esquina en las calles del conocimientos atraía nuevos amigos e ilusiones disfrazadas de preciosas joyas. 
Sin embargo, las ideas fueron apartándose con expresión triste, las sorpresas abandonaron la fabrica de sueños sin avisar, para no regresar jamás, mientras los momentos felices compraban todos los candados que sus nuevas y efímeras manos podían acarrear para poder tapiar el baúl de los sentimientos. Peor que una casa de espejos llena de espejismos.Todos fueron esfumándose poco a poco, y transformándose en humo y un extraño adictivo polvo blanco, como la nieve que cubre el valle en invierno. El valle es un lugar bonito, pero esta nieve no es como la del valle. 
Un frío intenso lo cubrió todo de repente con los nubarrones que trae el invierno, y el pequeño corre a resguardarse, a ocultarse en las sombras hasta que pase la tormenta. Mamá solía decir que a veces solo hay que esperar a que se arreglen las cosas. Aquello no lo consoló demasiado, pero luego esbozó una tímida sonrisa al recordar lo que venía después: "Las personas son peores, con eso si que no tienes receta alguna. Son peores que flamear bien el pastel de manzana de la abuela." 
Lo bueno era que sabía que los dioses no habían enviado aquello, bueno, al menos no los suyos. No, Zeus y su séquito jamás le harían tan cosa. Pero no era vital buscar culpables o responsables de aquella situación, no tenia sentido echar la culpa a quien fuese, deidad o humanidad. Simplemente se limitó a tratar de superarla. Hay que seguir hacia adelante. Y muchas veces una sonrisa ilumina más que todos los falsos cumplidos del universo. 
Mientras, la ninfa de cristal lo contemplaba todo desde su reluciente burbuja, asombrada por la fuerza de aquella pequeña criatura. Todos los sacrificios habían valido la pena. La fuerza no había perecido en el proceso. 
A su juicio, aquello debería de bastar para calmar la tormenta en poco tiempo, pero no se puede razonar con la madre naturaleza y en ella reside la voluntad de cuanto tiempo atormentar a este ser. Solo quedó otorgarle las finas, frescas y verdes hojas de la esperanza para hacer más ameno su viaje hasta la playa.

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